jueves, 25 de junio de 2015

Mi Alma Mater, mi UNET

Mi Alma Mater, mi UNET

Es indescriptible recordar tanto, de cinco años de mi vida, de cuantas veces entré y salí por tus puertas, a pie, en cola, en ruta. Entrando inicialmente como bachiller y saliendo posteriormente como digno hijo tuyo: ingeniero.

Recordar si llovía o hacía sol, frío, si era de día o de noche, si andaba o andábamos alegres, tristes, eufóricos, desganados, motivados, con hambre o llenos, furiosos y hasta enamorados ;) ¡upa!

Recordar esas frías tardes de mayo viendo tus apamates al lado de la biblioteca, recordar los araguaney que tienes entre el "B" y el "C", copados de amarillo, me llenan el corazón de nostalgia, y ese brownie y el café con leche que me tomaba en el "A", por las tardes, antes de clase.

Inolvidables las carreras hacia la 20 "B" o la 9 "C", desde el hall del "A", porque teníamos parcial y ya era tarde. Ver a Maricel y a Leyvis (BiBi) más de 30 horas seguidas estudiando, tomando café, hablando, escuchando Strawberry Fields Forever de The Beatles, The Doors, Héroes del Silencio... porque en Física II, entre Efren Ontiveros y Celis Luna nos llevaban al trote, esos momentos son imborrables. Ni hablar de dormirme en tus clases, eso era nivel experto, sino pregúntale a Indira.

Recordar también cuando nos tocaba "buscar empresa", para producción, mercado o producto nos quitaba la pena. Cuando vestirse como profesionales, para las entregas finales (con las ojeras como saco de papas) era obligatorio, donde personas como Arlyn, Indira, Flor Dayana, Maryeri, Kika (Maria Bischof), Leidy Santos, Anyuri, Gaby, Maria Gabriela Rosales, Osbeidy, Delia, Claudia, entre otras... se convertían en modelos de revista, mientras Ubaldo, Piert, Carlos, Glawil, Jorge Luis, Jorge Ontiveros, Santos David y mi persona volvíamos a ser normales.

Recordar las largas colas para las famosas "hamburguesas" de cena, con atol y jugo de guayaba era una nota (te confieso que nosotros, tus hijos, no pensamos lo mismo de la carne guisada de los lunes al mediodía, de todos modos, igual te amamos). Acoto que nunca quisimos intencionalmente raspar tus mesas con los cubiertos, solo que nos parecia genial escuchar rugir el metal ante los golpes: pra, pra, pra, pra, pra pra pra pra PRA PRA PRA PRA PRA... y el gritar "¡NUEVOOOO!" acto seguido de arrojar "par de cubiertos" al suelo, en ese tiempo no era bullying, era saboteo.

Recordar la calidez de tu gente y el amor a su oficio, de todo tu personal, tanto del comedor como de servicios generales, transporte y la biblioteca no tiene precio. Pedir a la señora bibliotecario que me "encaletara" un "Larson", "Stewart", "Brown"o un "Niebel" cuando llegaran para poder estudiar en la noche era una cosa secreta y hasta mística. Y si, correr para entregar un libro y que no me suspendieras también tuvo su ciencia.

Recordarnos "pidiendo cacao" en las revisiones, para subir un poquito la nota era agridulce, ver las niñas llorando o riendo por una materia, fuera de los cubículos de los profesores, era toda una poesía. Los aspectos de "morgue" de los departamentos a final de semestre era sepulcral, las caras de los muchachos porque "ese viejo es una rata y no sube ni un punto (¡de 100!)" es digno de una novela.

Recordar las colas para comprar "tickets" del comedor, solo lo conocemos quiénes pasamos por tus pasillos. Incluso dormir en ellos, echarnos a nuestras expensas, leer o bromear en tus largos caminos y escaleras era placentero.

Ir a la copiadora y pedir regaladas hojas de reciclaje para estudiar detrás de ellas era consciencia. Estudiar en biblioteca con audífonos y una tarde lluviosa provocaba, ir a "palomeras" o a "cochineras" era para hablar y socializar,  porque ahí no se estudiaba, no señor.

Inscribirme en el gimnasio y no asistir un mes entero era de nosotros, estudiantes UNET.

Recordar la cartelera verde, arriba del hall del "A", con los papeles que pegaban los preparadores, era clásico. Correr detrás del hombre hasta el aula para no quedarse sin puesto era maratónico (cual prepa de Mecánica I, Dibujo I o Termo I), porque no le entendíamos ni papa a algunos de tus docentes. A propósito, estamos conformes con ellos, aunque confieso que no todos fueron de nuestro agrado, ellos forjaron en nosotros el sueño de ser siempre mejores y útiles a nuestra Nación y nuestras familias. Que Dios les bendiga y premie por su noble labor.

Estoy muy agradecido contigo, confío en el profesionalismo de tus hijos, mis hermanos. Que El Señor te bendiga por tan hermosa labor.

Te ama

Ediover.

No hay comentarios: